- 4 ENCUENTROS CON JESUS QUE TRAEN PAZ Y SALVACION
- por A. Acosta y H. Chapa
Todos enfrentaremos en la vida problemas y situaciones críticas que nos llevan a nuevas necesidades de tener paz y salvación.
La mejor paz no es la que encontramos en el mundo corriente sino la que Dios da. La paz que Dios provee es la estabilidad interior que establece una plataforma para enfrentar, con claridad de pensamiento y de emociones, las dificultades en nuestro entorno exterior. Esta paz es una fortaleza que no depende de las circunstancias sino del poder de Dios dentro de nosotros.
Para los elementos externos que nos dominan y que son verdaderamente tan fuertes que es imposible para nosotros vencer, Dios provee salvación. La salvación de Dios es la liberación que Él provee por misericordia, en el tiempo correcto y los métodos de Él. PAZ y SALVACION nos permiten transitar por cualquier circunstancia, así que son un activo que deberíamos procurar siempre.
Hubo unas mujeres en la época de Jesucristo que tuvieron un encuentro con Él y eso cambió sus vidas al encontrar paz y salvación. A través de estos cuatro encuentros podemos hoy entender las cuatro decisiones a tomar si queremos ver paz y salvación, y así darle a nuestra vida un nuevo rumbo de plenitud en cualquier situación posible.
- La mujer que se sentó a los pies del Maestro
El caso de Marta y María (Lucas 10:38-43) nos muestra dos acciones que adoptamos cuando se nos presenta una circunstancia adversa.
Marta recibió a Jesús en su casa y le servía, pero su atención y esfuerzo estaban puestos en las cosas alrededor de Jesús. Podemos identificarnos con Marta al encontrarnos rebasados por nuestras actividades cotidianas o circunstancias adversas, centrando nuestra atención en cómo resolverlas por nuestros propios medios, llenos de un sentimiento de afán y estrés que al final nos conduce a solicitar ayuda.
María, por el contrario, en este encuentro con Jesús decidió centrar su atención en Jesús y escuchar su palabra sentada a sus pies. Jesús resaltó que la acción de María es necesaria, ya que ser sensible a su voz, aprender de Él y recibir su dirección en nuestro caminar son acciones que nos conducen a tomar las decisiones correctas que, a final de cuentas, son las que producen paz (Proverbios 16:1-4, 20-22). Esto es porque un encuentro con Jesús el Maestro es un encuentro con la Verdad (Juan 14:16).
- La mujer que tocó el manto del Sanador
Cuando Jesús caminaba entre la multitud preguntó: ¿Quién me ha tocado?, la respuesta parecía muy ilógica pues, rodeado de mucha gente, todos le apretujaban. Sin embargo, Jesús abrió la oportunidad para mostrar a su alrededor que, por medio de la fe en Él, podemos experimentar un encuentro con el Sanador (Lucas 8:40-48). Una mujer que había estado enferma por muchos años, habiendo agotado todos sus recursos en la búsqueda de sanidad, decidió esforzarse a encontrarse con Jesús, estando convencida que si tan solo tocaba el borde de su manto sería sana. Así lo hizo y Jesús hizo notar que la fe en Él había traído la sanidad a esta mujer y la despidió diciéndole: “hija, tu fe te ha salvado, ve en paz” (Lucas 8:48).
En ocasiones nos encontramos en situaciones que según nuestro juicio: no hay salida. Como esta mujer, hemos agotado todos los recursos disponibles para salir adelante y es el momento de buscar la intervención de alguien que sobrepasa nuestras capacidades. Si echamos mano de la fe y dirigimos nuestros ojos a Jesús, buscando su intervención en nuestra vida, reconociendo nuestra insuficiencia, y perseverando para llegar a su encuentro, El actuará a nuestro favor. La escritura nos dice que Él es nuestra ayuda, nuestro guardador y sanador (Salmos 121; Éxodo 15:26; Gálatas 6:9).
- La mujer que lavó los pies del Salvador
Un fariseo (doctor en las Escrituras bíblicas) llamado Simón invitó a Jesús a su casa, estando ahí, una mujer prostituta consiguió acercarse y reconociendo su condición delante de Jesús, derramó lágrimas en sus pies y los ungía con perfume. Ante esta acción de arrepentimiento y rendición, Jesús perdonó los pecados de esta mujer, introduciéndola a una nueva oportunidad de vida, diciéndole: “tu fe te ha salvado, ve en paz” (Lucas 7:36-50).
En todo momento estamos expuestos a caer en situaciones que acarrean pecado a nuestras vidas y entonces vivir separados de Dios ya que la consecuencia del pecado es muerte espiritual. La buena noticia es que Dios puede rescatarnos de esta condición cuando decidimos tener un encuentro con Él, confesando nuestro pecado y rectificando nuestro proceder para no seguir más por ese camino (Lucas 18:9-14; 1 Juan 1:8-10).
- La mujer que dio lo más preciado al Señor
Estando Jesús en compañía de Lázaro, recibió de María un gesto de adoración y reconocimiento al derramar sobre Jesús un perfume de gran valor económico (Juan 12:1-8). El perfume simboliza en la Biblia a la adoración (Salmos 141:2), y Maria entregó a Jesús algo que era muy costoso y muy agradable. En respuesta a este reconocimiento Jesús también honró a María al resaltar que todo el mundo la recordaría por este acto (Mateo 26:13).
La adoración es un estilo de vida que significa reconocer (alabar) a Jesús como nuestro Señor, rendirle nuestra vida (dar lo más valioso) y mantener una relación con Él (comunión y experiencia juntos en la oración y conduciéndonos por su camino).
Cuando Jesús reconoció a María nos muestra que la adoración es una relación de correspondencia recíproca. La consecuencia de reconocer a Dios, rendirnos a su voluntad, y relacionarnos con él es recibir el respaldo total de Dios en nuestra vida, llenando nuestro corazón de paz y salvación. El Salmo 91 describe perfectamente este amor y respaldo de Dios hacia nosotros en consecuencia de “habitar bajo su abrigo”.
Estos cuatro encuentros con Jesús trajeron a estas mujeres salvación y paz, con una actitud que los llevó a estar junto a sus pies. Nos enseñan a tomar cuatro decisiones con una actitud humilde si nosotros también queremos ver salvación en paz en nuestras vidas:
- Aprender del Maestro – y así conducirnos con sabiduría en la vida
- Buscar al Sanador – y así permitir la intervención de Dios en aquellas necesidades que sobrepasan nuestras capacidad
- Recibir al Salvador – y así, al reconocer nuestra condición caída, permitir que Dios nos restaure para tener vida abundante y una vida eterna
- Adorar al Señor – y así entrar en una relación donde le amamos y él nos ama respaldando y levantando nuestras vidas
Le invitamos a que escuche el canto “Junto a tus Pies” y lo haga suyo como una oración a Dios.
Si desea contar con la grabación original de la conferencia completa “4 Decisiones que traen Salvación y Paz”, solicítela en info@grupoelcamino.org o visítenos en La Reunión del Domingo.
Si desea más información con respecto a tener un encuentro personal con Jesucristo, envíenos un mensaje.