Una Ventana de Oportunidad

COMO IR POR LAS OPORTUNIDADES QUE DIOS PRESENTA
por H. Chapa

«El secreto del éxito está en prepararse para aprovechar las oportunidades en cuanto se presenten.» – Benjamín Disraelí (Primer Ministro Británico del Siglo 19)

Cierta ocasión Jesucristo fue a Jerusalén y cerca de la puerta de las ovejas pasó por un estanque llamado Betesda. Los versículos 3 y 4 del capítulo 5 del libro de Juan detalla lo que sucedía en ese lugar:

“… yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.”

Ante esta grandísima oportunidad de cambiar la condición es que había allí un hombre que llevaba 38 años enfermo, tumbado, y cuando lo vio Jesús, le preguntó si quería ser sano. El hombre respondió que cuando se agitaba el agua siempre había alguien que se le adelantaba; por esa razón la ventana de oportunidad que se le abría no la podía aprovechar.

Este extraño relato de un estanque donde aparecía un ángel y daba sanidad al primero que llegara es una figura de cómo se presentan las oportunidades en nuestra vida.  A continuación 7 principios al respecto:

1. Una ventana de oportunidad se espera
Como este hombre que llevaba 38 años de necesidad, la paciencia sumada a la esperanza que da la confianza en Dios es el primer ingrediente para aprovechar las ventanas de oportunidad que se abren en la vida.

La bendición viene cuando de esta forma confiamos en Dios no desesperándonos por el tiempo que transcurra sin ver lo que necesitamos, porque a su tiempo nos sacará del lugar de desesperación en que estemos (Salmo 40:1-4).

2. Una ventana de oportunidad se busca
El versículo 7 dice que cada vez que se agitaba el agua, el hombre iba aunque sabía que era probable que otro tendría mejores capacidades que él; cada vez, una y otra vez.

No hay otra manera de encontrarnos con las oportunidades que por medio de la perseverancia.

3. Se persevera hasta que aparece de repente
Las ventanas de oportunidad en la vida se abren de repente. En ese estanque, era de “tiempo en tiempo” que sucedía pero en la historia personal del hombre enfermo se apareció el mismo Sanador, Jesús.  Así sucede en nuestra vida.

Sin nosotros merecerlo, tal vez sin siquiera buscarlo, cuando posiblemente menos lo esperemos, Dios abrirá una ventana de oportunidad para nosotros (Isaías 43:19).

4. Cuando se abre la ventana de oportunidad hay que saberla reconocer
Cuando menos lo merezcamos o lo esperemos se abre una ventana de oportunidad pero hay que saberla reconocer, si no, es como si no estuviera ahí.

¿Por qué alguien no reconocería una oportunidad tan grande de cambiar su condición? Porque a veces ponemos los ojos en una «pseudo ventana» por mucho tiempo y eso nos ciega, y nos obsesiona con ella, y condiciona nuestro razonamiento en función de ello.

Jesús le preguntó al hombre enfermo si quería ser sano y su respuesta fue en función del estanque, de su desventaja ante la vida, presentó su queja, etc. Así somos nosotros muchas veces, cuando la solución que nosotros nos hemos fabricado (y buscado tal vez por mucho tiempo) nos estorba para ver que la ventana se ha abierto y justo para nosotros.  Hay que saberla reconocer y solo hay que responderle un “sí quiero”, no sacarle la vuelta.

5. Cuando se abre la ventana de oportunidad hay que estar dispuestos a aprovecharla –tal vez no se presentará de nuevo
Jesús tuvo misericordia del hombre enfermo, y aunque estaba viendo en otra dirección Jesús resolvió su necesidad.

Que importante es que Dios tenga misericordia de nosotros – esa es la parte de Dios – y que importante es que nosotros mismos sepamos responder ante la oportunidad que Dios nos da – esa es nuestra parte –.

6. Para aprovechar algunas ventanas de oportunidad hay que romper estereotipos y paradigmas
Cuando Jesús sanó al hombre enfermo era sábado, el día de reposo judío (Juan 5:8-9). Según la ley judía no debía hacerse ninguna labor en ese día, así que los religiosos comenzaron a hablar contra la obra realizada por Jesús y su beneficiario.

Las oportunidades que cambian lo más importante o crítico en la vida no serán obvias ni fáciles, y sí exigirán carácter para tomarlas. Tomarlas no será popular, ni convencional, ni tal vez tradicional, pero es más importante confiar en Dios que está abriendo la ventana para uno que por debilidad o miedo, no vencer los paradigmas que tenemos nosotros o los que nos rodean (Salmos 118:6-9).

7. Las ventanas de oportunidad de Dios apuntan hacia una mayor restauración
Al final del relato, en el versículo 14, Jesús dice al hombre: «… mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.». Jesús animó al hombre a que no siguiera con su mismo camino, que no se conformara con haber sido sanado.

A Jesús no solo le interesaba aliviar la condición del hombre sino cambiar su rumbo. Lo que Dios da apunta siempre hacia algo más grande.

Si no cambiamos el rumbo corremos el riesgo de perder lo que la ventana nos abrió; pero si seguimos el camino de Jesús la bendición será sostenible en el largo plazo, no quedándose como un satisfactor temporal sino como una herramienta que transforma nuestra condición de vida (Proverbios 4:11-18).

 

Cuando Jesús aparece se abre la ventana de oportunidad. Tener un encuentro con él rindiéndole nuestra vida es entrar por la puerta que restaura nuestra condición y nos pone en el camino de las grandes posibilidades.

 

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