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De tal manera me Amó

650 años antes de Cristo, Dios usó al Profeta Isaías para profetizar lo que un Viernes como hoy en el año 33 sucedería en una cruz en Jerusalén:

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” ISAÍAS 53:4-6 (RV60)

Mira todo lo que Jesús llevó a morir juntamente con él en la cruz:

  • – Nuestras enfermedades
  • – Nuestros dolores
  • – Nuestras rebeliones
  • – El castigo de nuestra paz
  • – El PECADO DE TODOS nosotros

Jesús vino a enfrentarse al pecado que había y ha deformado, torcido, doblado y destrozado a la raza humana.

No vino a pagar el precio del pecado con su vida justa solamente (como lo exige la ley del reino de Dios en Romanos 6:23) con un sufrimiento cualquiera.  El segundo aspecto que cubre la profecía de Isaías es que vino a sufrir por ello en la cruz.

Mira las palabras que se usan al respecto:

  • – Sufrió
  • – Azotado
  • – Abatido
  • – Herido
  • – Molido
  • – Castigo
  • – Llagado

En los evangelios se destacan los dolores increíbles de todo tipo que acabaron por derramar su sangre y terminar con su preciosa vida.  Pero, piénsalo profundamente, si Jesús era el mismo Hijo de Dios:

¿Por qué no se le mató humanamente?,

¿Por qué tuvo que sufrir en tal forma?

¿Por qué razón su muerte tuvo que ir acompañada de tal crueldad y sadismo?

Jesús tenía literalmente que cargar en su cuerpo con todos nuestros pecados, la totalidad de las consecuencias de ellos, las enfermedades de una naturaleza caída por el pecado, con todas las deformaciones, todas la torceduras, todas las abominaciones que resultaron del pecado ¡desde Adán hasta ti!

La muerte de Jesús tenía que ser completa, tenía que abarcarlo todo, y así maldecir todo lo que hemos descrito que se deriva de nuestros pecados (mirar el impresionante principio en Gálatas 3:13).

En este Viernes de crucifixión, reflexionemos en una lista parcial (ni siquiera son todos) de sufrimientos que padeció Cristo para que tú y yo fuésemos hechos libres de todo:

  1. Fue verbalmente abusado

La turba y multitud enardecida que el Domingo anterior le aplaudía y le recibía con exclamaciones de salvador y rey, el dia de su juicio gritaba “¡Barrabás, Barrábas!” cuando tuvieron que elegir a quien soltar entre Jesús y un asesino, y luego el pueblo mismo gritó con todo: “¡crucifícale, crucifícale!”

Además fue insultado, mientras la gente se reía y burlaba de El y los soldados romanos le vendaban los ojos para darle a palos y decirle “si eres hijo de Dios, dime ¿quien te pegó?”

  1. Fue físicamente abusado

Solo con respecto al castigo por latigazos: A Jesús le dieron 39 latigazos de rigor, el número mayor que estaba permitido por la ley judía y que se creía era el máximo número que se podía soportar sin llegar a la muerte… pero en el caso de Jesús no fue hecho de manera normal, no.

Se escogieron los hombres más fuertes de la guarnición romana de Jerusalén para darle de latigazos con la mayor fuerza usando el terrible “gato de nueve colas”.

El famoso “gato de nueve colas” era un látigo de mango corto y grueso del cual salían 9 largas tiras de cuero. Esas tiras estaban terminadas en una bola de plomo fundido para que al glopear, el peso de la bola hiciera que toda la tira se descargara y clavara en la piel son toda su fuerza.

Y por si no fuera eso poco, aquel terrible instrumento tenía clavadas astillas puntiagudas de hueso a lo largo de cada una de las tiras de cuero, que se hincaban en la carne y que al tirar, tras haber dado el golpe, se llevaban consigo trozos de piel y de carne.

Cuando terminaron con Jesús, parte de la piel del estómago había sido perforada y ¡sus intestinos se le estaban literalmente saliendo!

  1. Fue sexualmente abusado

A los que se les iba a crucificar se les desnudaba totalmente, así caminaban, y las burlas, tocamientos y algunos golpes iban a su intimidad expuesta.  Jesús fue públicamente expuesto por muchas horas en la cruz desnudo frente a su madre, personas cercanas a él, y a la vista de todo el mundo.

  1. Fue sentimentalmente y espiritualmente abusado

Uno de sus más cercanos y a quien confiaba la administración de su dinero, Judas, le traicionó al grado de entregarlo para todo este tormento.  Pedro le negó tres veces habiendo jurado lealtad absoluta, y todos sus discípulos con los que cenó una noche antes, menos Juan, huyeron dejándole a su suerte.

Sus mismos hermanos hijos de María y José no creían en él, y no se diga que a todo esto, el mismo Satanás y las huestes demoníacas estuvieron con todo contra él.

No hay abuso sexual, ni vergüenza, traición ni tristeza, ni dolor que jamas destrozase tus sentimientos que Jesús no haya llevado a la cruz.  Jesús conoció en su cuerpo toda la suciedad y la impotencia del ser humano.

El se llevó todo eso que llevamos dentro escondido y que nadie sabe de uno; todo eso que nos da vergüenza, todo lo que nos ha deformado y tiene limitados.

Jesús hoy está diciendo personalmente a cada uno de nosotros: “Dame esas tinieblas a mí y todo lo que te haya hecho daño en tu vida en cualquier forma, en cualquier manera.  Dámelo todo porque yo ya lo clavé en la cruz y con mi muerte lo destruí para ti”.

Hoy tenemos un encuentro con la cruz de Cristo y puedes recibir lo que hizo por ti, o rechazarlo.

Cada vez que la veas recordando este hecho histórico, no olvides lo que Dios hizo por ti con las siguientes palabras del Apóstol Pablo, porque de tal manera te amó como un Padre que desea que recibas la salvación de libertad y de vida eterna:

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2ª CORINTIOS 5:21 (RV60)